Hoy cargo las piedras
por las que caí.
Sin sentir ya su peso,
son alimento de mi alma,
su empuje.
He cambiado
soledad en vida,
haciendo mios los segundos
y todos los latidos.
Con lento movimiento
fluyo en calma
por la historia de esta jornada,
en que me he levantado.
Otra vez.
Como ayer.
Como mañana.
2 comentarios:
Tal niño, adormecí con habla al corazón
con promesa vana del venidero día
y él se durmió porque a mi voz no prestó atención,
que no por el sentido de lo que le decía.
Si a éste él atendiera, ¿no volvería en sí
a lo cierto inquirir del goce que le venga?
¿No afilaría él mis palabras para así
la promesa adapatar tal como le convenga?
Pues si durmió, estuvo apenas preocupado
y el sueño de hoy tomó por goce venidero,
el fruto agradeciendo por lo adelantado,
pues que el menor sentido se goza más entero.
Y al corazón con trampa así hago yo traición,
de cuyo engaño sabe él mismo que es porción. (Pessoa)
A los días les damos el sentido que queremos. Ayer, mañana... hoy, levantémonos con soledad sentida; disfrutemos de ella cuando esté junto a nosotros y cuando se esconda.
Gracias Luna... por leerme, por escribir, por ser y estar ahi.
Publicar un comentario