jueves, 19 de noviembre de 2009

Paz

¡Miradla!

Llega con toda su potencia


esa fuerza que no tiene poder,


esa luz que está en la oscuridad,


esa sombra de una luz deslumbradora.


Es dicha que jamás logró expresarse


y dolor que no se siente, de tan profundo.


Es la vida inmortal no vivida,


la eterna muerte no llorada.


No es alegría ni pena,


sino aquello que entre ambas está;


ni es la noche ni es la alborada,


sino lo que uniéndolas va.


Es dulce pausa en la música,


descanso breve en el arte sagrado,


silencio que se produce al hablar;


y entre dos paroxismos de pasión


ella es la paz del corazón.


Es belleza jamás contemplada,


amor solitario que en su aislamiento se afirma.


Es una canción viviente que nunca será cantada,


es la sabiduría que jamás conoceremos.


Es la muerte entre dos vidas,


entre dos tormentas la quietud que arrolla.


Es el vacío de donde surgió la creación,


ese aterrador vacío al cual retornará.


Allí va a parar la lágrima,


para transformarse en sonrisa.


Es la mena de la Vida


y su único hogar: ¡es la Paz!


Navegando por la red me vino al encuentro esta poesía del yogui Vivekananda, escrita mas o menos por 1911. Para leerla, para meditarla....

3 comentarios:

Lunática dijo...

Siglo XXI y aún sin verla, aunque nos hayan dicho "¡miradla!"...
Bss.

Jota dijo...

Qué grande era este hombre. En enero estuve en el museo que se le dedica en Chennai (ant. Madras) y me interesó muchísimo tanto la historia de este primer embajador de la filosofía oriental en Occidente como el edificio en sí, una casa diseñada originalmente para almacenar el hielo que un avispado americano hacía traer desde Estados Unidos.

Max E.G.B. dijo...

¡Ese punto de información! Muy bueno Jota. Gracias.
No sabía nada de él.. pero intentaré conocerle más.
Salud y suerte.