sábado, 8 de agosto de 2009

El tiempo de un café (5)

(La vida es demasiado corta para beber un café malo)

8 euros... más. Dice un hombre, en un bar, delante de una máquina tragaperras.
Tráelos p'acá. El camarero sigue con mi café mientras habla. Ha dejado, con fastidio, la máquina por atenderme.
Una radio canta amores malentendidos, ¿será amor en tal caso? me pregunto. Un feo ventilador sobrevuela todo. Bebo. El sabor que percibo me hace añorar otros cafés. El barman, mal aviejado, cuenta sus monedas. Moderno Scrooge. Siguen las canciones malas, una tras otra, a las que nadie hace caso. Son de una emisora demasiado conocida.
Alguien trastea por el fondo del bar, ¡no!, ha encendido otra radio que pasea por noticias bursátiles. Llega un olor a frito, refrito.
Medito si merece la pena acabar este café o no. Siento que hasta para lo malo existe un limite, hay que ponerlo, más en sitios y momentos donde es muy difícil encontrar la poesía.
Así... sin despedidas para café, camarero, radios y olores... salgo. Sin pagar. Respiro fuera.

2 comentarios:

Mararía dijo...

"sitios y momentos donde es muy difícil encontrar la poesía."
Pues usted tiene una rara habilidad para encontrarla...siga, siga, me gusta.

Max E.G.B. dijo...

Gracias... seguiré...seguiré...